El mal tiempo y las grandes bajas debidas al “puente” hicieron que aceptáramos el reto de los de 4º para una batalla Rommel-Monti. Y sobre el terreno no hubo color: Jaime como general liquidó a la mitad del ejército enemigo, dejando libre el campo para que Alberto capturara la bandera. Rodrigo se movía siempre en el ojo del huracán, Santi por las alas y Jorge lideró con el ejemplo en todos los sentidos: bandera escurridiza, soldado en la brecha. El joven recluta Pablo se hizo invisible: Pasó inadvertido, preparado para asestar el golpe mortal cuando hizo falta. Después, el rancho del ejército llenó los estómagos vacíos. Próximo plan: Rugby. El que quiera merendar, que traiga dinero…
