Reunimos al equipo y nos fuimos al páramo. Y una vez allí, y a pesar del barro, comenzó el combate: Arrastrándose tras las piedras, solo unos pocos lograron llegar a la meta sin hacer trampas (ejem, no voy a dar nombres de los tramposos). Miguel E era cazado una y otra vez, Alvaro L casi lo consigue (repito, ¡casi!), Bruno parecía mas interesado en escalar a los árboles… Alguno se asustó mucho con la aparición de un inofensivo galgo, que se paseaba por la zona amistosamente. Luego, tras explorar la zona, Santi, Alberto, Josechu, Jaime y alguno más se atrevieron a bajar por la cuerda un cortado (Rambo no se hubiera atrevido). El próximo sábado, repetimos. Pero ojo, ¡a las 17.30! ¡Y el que se vaya a retrasar un poco que avise!
